Y sucedió que queríamos ser libres
En adhesión a los muchos años de historia de nuestro terruño, con la ilusión de una segunda independencia.
Dejo atrás el ruido y el bullicio
y me adentro en la historia de mi patria
en un viaje asombrado de nostalgias
descubro la gesta y su destino.
Cómo no pensar en aquellos momentos,
un andar indeciso en sus comienzos,
detenido en el tiempo, la mente puesta
en el histórico proceso libertario.
Y el verbo se hizo realidad en el criollo,
fruto a la sazón de cientos de años,
de lazos, razas de todos los continentes,
que fueron tejiendo la cultura.
Cruza ondulante un solo pensamiento,
es Moreno quien sueña, es Belgrano embelesado,
es San Martín que observa enhiesto
desde la cima muda, más allá del horizonte.
Es la incipiente argentinidad, la soberana,
fraguada en las luchas de caudillos.
Es la población nativa, el gaucho, el soldado,
que vislumbran la patria a la distancia.
Se acomodan las provincias y sus fronteras,
vibran por doquier las voces autonómicas,
la pluma tersa de los constituyentes
va marcando la impronta identitaria.
En el centro del escenario las siluetas
de unitarios y rojos federales,
abren campo de batalla y es incierta todavía,
la presencia delo orden y la paz.
De la nueva nación, su diseño se percibe
es el mapa de la esperanza hecho canción,
la Magna carta apuntala los cimientos y nace
la gloriosa república, democrática y federal.
Es época de bonanza, se avivan las brasas,
el granero del mundo, la grandeza, el encuentro,
las manos solidarias, gente de toda laya,
abre surcos de paz y de abundancia.
Sobre el horizonte, cuando el cielo se oscurece
y la sombra de crisis quiebra ilusiones,
el recuerdo de patriadas reconquista
la decisión de unidad e independencia.
Esta es el alma de mi patria, poblada de fe,
cabildo abierto a la proclama,
espejismo que avanza en la trama imperturbable
de un destino feliz, si así lo decidimos.
Julio 2009