La rebelión del cóndor
Sopla el viento de los Andes
en la plaza abandonada.
Llega el inca con su séquito
al pié de la horca, torturado,
por la mano genocida,
que condena la justa rebelión.
¿Por quién muere Condorcanqui?*
Por los dueños de esta tierra,
por los hijos sojuzgados
por el déspota invasor.
Un indígena de ojos tristes,
con coraje y resistencia
hace frente a idólatras
del oro y de la plata.
Y es el grito libertario
que retumba al mediodía,
por un cóndor que vuela alto,
por un pájaro que aunque muerto,
cantará a la libertad.
Y su canto cual proclama
va diciendo por los aires
que su estirpe se levanta
por trescientos años
de lamentos e injusticias.
Y es el cielo quejumbroso
que se enluta y hasta llora
por la muerte de un valiente.
Un hombre que fue bueno.
Un hombre que tenía el poder
y la herencia de su raza.
Un guerrero del incario
que reivindica con suplicios
a su pueblo esclavizado.
¿Quién es ese guerrero?
Es Túpac, es Túpac…..
Dice el viento de los Andes.
Y esos aires se confunden
y resuenan en los oídos
de los próceres de mayo,
los envuelve, les da fe.
Y así triunfan. Y así vencen
y estremecen se los valles
porque un cóndor de alto vuelo,
se ha inmolado por la paz.
Desde entonces resucita
en la sangre de la raza
ese fuego enardecido,
ese orgullo tupamaro,
de luchar en las patriadas.
Es la historia la que enseña:
sin justicia no hay paz.
Julio 2009
*José Gabriel Condorcanqui, (1740 – 1781), conocido también como Túpac Amaru II, (Serpiente resplandeciente, en quechua), ha quedado en los anales de la historia como el símbolo de la libertad americana. La rebelión encabezada por el Inca en el siglo XVIII, fue el movimiento social más importante de la historia colonial en el continente. Sus planteos en pos de la reivindicación de sus hermanos de raza, la milenaria civilización incaica, los justos reclamos a las autoridades españolas por parte del ejército formado por Túpac, llevaron a la destrucción total de él y su familia de la manera muy cruel, para ejemplo y escarmiento de los que quisieran imitarlo.