sábado, 20 de marzo de 2010

Y sucedió que queríamos ser libres

Y sucedió que queríamos ser libres

En adhesión a los muchos años de historia de nuestro terruño, con la ilusión de una segunda independencia.

Dejo atrás el ruido y el bullicio

y me adentro en la historia de mi patria

en un viaje asombrado de nostalgias

descubro la gesta y su destino.

Cómo no pensar en aquellos momentos,

un andar indeciso en sus comienzos,

detenido en el tiempo, la mente puesta

en el histórico proceso libertario.

Y el verbo se hizo realidad en el criollo,

fruto a la sazón de cientos de años,

de lazos, razas de todos los continentes,

que fueron tejiendo la cultura.

Cruza ondulante un solo pensamiento,

es Moreno quien sueña, es Belgrano embelesado,

es San Martín que observa enhiesto

desde la cima muda, más allá del horizonte.

Es la incipiente argentinidad, la soberana,

fraguada en las luchas de caudillos.

Es la población nativa, el gaucho, el soldado,

que vislumbran la patria a la distancia.

Se acomodan las provincias y sus fronteras,

vibran por doquier las voces autonómicas,

la pluma tersa de los constituyentes

va marcando la impronta identitaria.

En el centro del escenario las siluetas

de unitarios y rojos federales,

abren campo de batalla y es incierta todavía,

la presencia delo orden y la paz.

De la nueva nación, su diseño se percibe

es el mapa de la esperanza hecho canción,

la Magna carta apuntala los cimientos y nace

la gloriosa república, democrática y federal.

Es época de bonanza, se avivan las brasas,

el granero del mundo, la grandeza, el encuentro,

las manos solidarias, gente de toda laya,

abre surcos de paz y de abundancia.

Sobre el horizonte, cuando el cielo se oscurece

y la sombra de crisis quiebra ilusiones,

el recuerdo de patriadas reconquista

la decisión de unidad e independencia.

Esta es el alma de mi patria, poblada de fe,

cabildo abierto a la proclama,

espejismo que avanza en la trama imperturbable

de un destino feliz, si así lo decidimos.

Julio 2009

sábado, 6 de febrero de 2010

Ella

Ella acaricia la tierra cuando inti
con su furia reseca la corteza,
y cuando llueve, el monte levanta
su cabellera y agradece, feliz.
Ella susurrante de azahares, llega
cuando octubre comienza a quemar
y es vidala que enamora al pasar,
por el surco fresco, fecundándolo.
Ella me baña sanadora mientras
blanquea los huesos y la escarcha,
y desparrama cascadas de perlas,
en las tibias madrugadas de enero.

Ella vibrante y cantarina abraza
a la gente, a la plaza y al árbol,
al frágil niño que corre y corre feliz,
de charco en charco bajo su tibio tul.
Ella, huidiza y riente, diamantina
y musical, recuerda al caminante:
si no me has de beber, déjame correr,
soy la vida misma, génesis y fin.
Fernández, 2008-01-14

martes, 2 de febrero de 2010

Atisbando el infinito

(Poesía dedicada a Ricardo Vicente Sayago)

Ahí estás, con tu alcancía de sueños

tejiendo ilusiones.

De pronto se inquietaron los espejos

y entras por un laberinto de voces apagadas.

Ángeles rojos te mecen suavemente

para que no te amedrente

el mar de lágrimas, que vas dejando.

La muerte, último asombro de niño

de ojos de estrella y un pájaro en el hombro.

Cautivo de horizontes,

te pusiste a navegar eternidades,

hermano, pasajero de la vida.

¿Por qué te fuiste primero, adelantado nuestro?

No habrás podido resistir

este insoportable desamparo que es la vida.

Tu eras un niño y te acunaba en mis brazos,

mecía tu cuna, calmaba tu llanto,

entonces no sabía que iba a llorarte tanto.

Tanto como los pájaros,

y esa muchedumbre de azahares y poleos

que aroman tu reposo.

Ahora que te quedas en la hondura de la noche,

desde tu corazón bondadoso

florecerá la tierra blandamente

y nutrirás con tus huesos

la raíz de nuestros ancestros,

esos que silenciosos,

se fueron por la sombra de quebrachos.

¡Y serás torcaza!

Y habrás de seguir cantando

con tu voz de coyuyo,

como siempre, hermano.

¡Huáuckey! ¡Huauckecítuy!*

10-04-04

*Hermano, mi hermanito

miércoles, 13 de enero de 2010

Obsesiones

Obsesiones

Deseo ver,

Más allá de la nada.

Inquietantes ansias de tener

el mapa de las estrategias.

Fresco rumor del vacío

hiere,

la muralla de mi piel.

Niebla trapezoide,

apenas, percibo su esencia,

obsesiones silenciosas que estallan

en la tarde confundida,

ciega de soledades.

Algarabía en la puerta,

por la tormenta, luego del fuego.

Brisa apenas lograda, burbujas de la nada,

hilos incandescentes

que bailan,

la danza cósmica.

Se acerca el fin de la angustia.

Vaga mi imaginación.

Tu silueta, grandiosa para mi,

brilla

como un Cristo apocalíptico.

Maraña emboscada

en las redes de truenos

y relámpagos,

Yo, resplandor esférico,

miro el tejido celeste,

desde el trono de mis obsesiones.

25/11/09

(Anoche, durante la tormenta.)

sábado, 2 de enero de 2010

La rebelión del cóndor



La rebelión del cóndor

Sopla el viento de los Andes

en la plaza abandonada.

Llega el inca con su séquito

al pié de la horca, torturado,

por la mano genocida,

que condena la justa rebelión.

¿Por quién muere Condorcanqui?*

Por los dueños de esta tierra,

por los hijos sojuzgados

por el déspota invasor.

Un indígena de ojos tristes,

con coraje y resistencia

hace frente a idólatras

del oro y de la plata.

Y es el grito libertario

que retumba al mediodía,

por un cóndor que vuela alto,

por un pájaro que aunque muerto,

cantará a la libertad.

Y su canto cual proclama

va diciendo por los aires

que su estirpe se levanta

por trescientos años

de lamentos e injusticias.

Y es el cielo quejumbroso

que se enluta y hasta llora

por la muerte de un valiente.

Un hombre que fue bueno.

Un hombre que tenía el poder

y la herencia de su raza.

Un guerrero del incario

que reivindica con suplicios

a su pueblo esclavizado.

¿Quién es ese guerrero?

Es Túpac, es Túpac…..

Dice el viento de los Andes.

Y esos aires se confunden

y resuenan en los oídos

de los próceres de mayo,

los envuelve, les da fe.

Y así triunfan. Y así vencen

y estremecen se los valles

porque un cóndor de alto vuelo,

se ha inmolado por la paz.

Desde entonces resucita

en la sangre de la raza

ese fuego enardecido,

ese orgullo tupamaro,

de luchar en las patriadas.

Es la historia la que enseña:

sin justicia no hay paz.

Julio 2009


*José Gabriel Condorcanqui, (1740 – 1781), conocido también como Túpac Amaru II, (Serpiente resplandeciente, en quechua), ha quedado en los anales de la historia como el símbolo de la libertad americana. La rebelión encabezada por el Inca en el siglo XVIII, fue el movimiento social más importante de la historia colonial en el continente. Sus planteos en pos de la reivindicación de sus hermanos de raza, la milenaria civilización incaica, los justos reclamos a las autoridades españolas por parte del ejército formado por Túpac, llevaron a la destrucción total de él y su familia de la manera muy cruel, para ejemplo y escarmiento de los que quisieran imitarlo.